martes, 8 de enero de 2013

Eucatástrofe


“Fantasía es una tierra peligrosa, con trampas para los incautos y mazmorras para los temerarios. (…) Ancho, alto y profundo es el reino de los cuentos de hadas, y lleno todo él de cosas diversas: hay allí toda suerte de bestias y pájaros; mares sin riberas e incontables estrellas; belleza que embelesa y un peligro siempre presente; la alegría, lo mismo que la tristeza, son afiladas como espadas. Tal vez un hombre pueda sentirse dichoso de haber vagado por ese reino, pero su misma plenitud y condición arcana atan la lengua del viajero que desee describirlo. Y mientras está en él le resulta peligroso hacer demasiadas preguntas, no vaya a ser que las puertas se cierren y desaparezcan las llaves.”


El pasado 3 de enero, abrí Google con gran expectación, esperando encontrar uno de sus originales doodles que recordase que hacía 121 años venía a este mundo el creador de la Tierra Media, John Ronald Reuel Tolkien. Mi decepción al ver que no era así fue mayúscula, pero aún tengo esperanzas para el 25 de marzo (día mundial de Tolkien). Así que aquí va mi pequeño homenaje a uno de mis autores predilectos.
La verdad que llevo varios días con Tolkien en la cabeza, no sólo por el estreno de El hobbit: un viaje inesperado, sino porque estoy leyendo un ensayo suyo titulado “Sobre los cuentos de hadas” que tiene mucho que ver con las fiestas que acabamos de celebrar. Resulta curioso pensar que puede tener en común la Navidad con los cuentos de hadas y, sin embargo, sí tiene que ver.
En su ensayo Tolkien diserta sobre los orígenes de los cuentos de hadas, pero sobre todo refleja, en mi opinión, su pasión por los mitos y su propia filosofía de la fantasía y de la vida. En este ensayo afirma que uno de los valores de estos cuentos es el Consuelo del Final Feliz, que, como todo el mundo sabe, es como debe terminar todo cuento de hadas que se precie. A este final feliz, o “gozoso giro de los acontecimientos” Tolkien lo denomina eucatástrofe (del griego eu, que significa “bueno” y catástrofe, el nombre que recibía en la tragedia clásica el desenlace de la trama). Esta eucatástrofe es tanto más gozosa por lo inesperada, puesto que no se excluye la posibilidad de su contrario, la discatástrofe, es decir, el fracaso y la tristeza. Y al leerlo, nos atraviesa un atisbo de gozo, un anhelo del corazón que percibe un destello de la verdad subyacente en la historia; sería algo así como un eco en el mundo secundario (el de la subcreación o creación literaria) de la verdad en el mundo real o primario (el de la Creación). Desde esta perspectiva, el mejor relato, el más maravilloso, que abarca todas las historias de fantasía es una que comienza y acaba en gozo: la Gran Eucatástrofe de la Historia de la Humanidad, que no es otra que la Encarnación, el acontecimiento que une la Leyenda y la Historia, que hace al arte auténtico. Y es una historia que también acaba en gozo, puesto que, si la Encarnación es la eucatástrofe la historia del hombre, la Resurrección es la eucatástrofe de la historia de la Encarnación.
No sé si eso que acabo de escribir, que en gran medida es más bien un refrito de varias frases entresacadas, guarda algún sentido; en mi cabeza desde luego lo tiene, y es el mejor homenaje que he podido encontrar porque refleja por qué es Tolkien tan especial para mí.

2 comentarios:

  1. "El mejor relato, el más maravilloso, que abarca todas las historias de fantasía es una que comienza y acaba en gozo": totalmente de acuerdo. Nunca había oído el término "eucatástrofe" o, por lo menos, no lo recuerdo; ¿es una palabra inventada por Tolkien?

    A propósito de esto, hace poco leí un artículo sobre un libro recientemente publicado en el que se explican los elementos cristianos en "El Hobbit". Aquí está el enlace: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=26779

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    1. Sí, es un término acuñado por Tolkien.
      Gracias por la referencia del libro. La verdad es que Tolkien es un autor muy interesante no sólo por su obra sino por su visión sobre la creación literaria.

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