miércoles, 18 de julio de 2012

LECTURAS DE VERANO


Con la llegada del verano, las páginas de los suplementos literarios de los periódicos se llenan de recomendaciones para el tiempo de ocio. Aunque a veces esas "lecturas de verano" se asocian con textos “ligeritos” destinados tan sólo a matar el tiempo, para muchos de nosotros las vacaciones significan que al fin podemos dedicarnos sin prisas a encontrar y disfrutar buenos libros. 

Quién no tiene entre sus recuerdos alguna obra fascinante e inolvidable, descubierta en el transcurso de unas vacaciones: esa vieja novela hallada por azar en la estantería de la casa de veraneo o en la biblioteca pública, una publicación de bolsillo comprada a última hora y guardada apresuradamente en la maleta o en la bolsa de la playa, aquel libro de un familiar o un amigo que nos acompañó en nuestro viaje….

Para mí, una de esas lecturas –entre las muchas que han ido marcando los veranos de mi vida- es Juan de Mairena, de Antonio Machado. No es un best-seller, ni una obra de la que se hable en los medios de comunicación, y probablemente, aunque a algunos les suene el título vagamente, es menos conocido de lo que merece. Juan de Mairena no se puede catalogar como novela –aunque contenga personajes de ficción-, ni como obra teatral – a pesar de sus diálogos-, ni como poemario –por más que se hable bastante de la poesía-,  ni como ensayo, aunque éste sea el género al que más se acerca. 

Estructurado en fragmentos breves, relativamente autónomos, puede ser leído de diferentes formas, de modo lineal o en el orden que a cada lector le apetezca. En sus páginas, el personaje imaginario creado por Machado –ese profesor de gimnasia que prefiere dar clase de retórica a sus alumnos- habla, con una voz personalísima, de todo tipo de temas que siguen siendo de actualidad -literatura, pintura, política, religión, filosofía, ética….- mezclando la reflexión breve con el humor. Podemos estar de acuerdo o no con sus opiniones -unas veces las compartiremos plenamente y otras, tal vez, nos indignaremos- pero en cualquier caso, sus páginas nos invitan a seguir leyendo, a debatir, a escribir, y, lo que es más importante, a reflexionar.
  
Para concluir, qué mejor forma de animar a descubrir esta obra que recogiendo, a modo de muestra, algunas de las reflexiones que encontramos en sus páginas:

“Una de los medios más eficaces para que las cosas no cambien nunca por dentro es renovarlas –o removerlas- constantemente por fuera”.

“Los hombres que están siempre de vuelta en todas las cosas son los que no han ido nunca a ninguna parte. Porque ya es mucho ir; volver ¡nadie ha vuelto!”

“Lo corriente en el hombre es la tendencia a creer verdadero cuanto le reporta alguna utilidad. Por eso hay tantos hombres capaces de comulgar con ruedas de molino”.

“Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura”.

Feliz verano 

2 comentarios:

  1. Recuerdo haber leído algún fragmento de esta obra en el colegio. Tengo el vago recuerdo de que me gustaba la fina ironía del maestro cuando hablaba con los alumnos, así que lo apuntaré en mi (larga) lista de cosas interesantes que leer.

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  2. No sé si nuestra idea de libros "ligeros" será la misma, pero sí reivindico la existencia de buenos libros de lectura más ligera :-).
    Personalmente, lo que busco en verano es una buena historia que me atrape y me enganche hasta el punto de que me lo pueda leer casi de una sentada (mejor en una piscina cómodamente instalada en una tumbona), y que luego me deje pensando y dando vueltas sobre ella. Sí es verdad que suele haber una mayor presencia de novela policíaca, para qué nos vamos a engañar ;-).
    Gracias por la recomendación; seguramente le acabaré echando un ojo. Yo también leí algo en el colegio, y recuerdo que me gustaba el maestro, y teniendo en cuenta lo mucho que me gusta Machado... caerá.

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